jueves, 10 de abril de 2014

Relajación en el cáncer

Se ha demostrado que la relajación puede convertirse un recurso de gran ayuda para el control de los efectos secundarios derivados de los tratamientos del cáncer, como pueden ser la quimioterapia y la radioterapia. El simple hecho de realizar técnicas de relajación durante unos minutos al día ayuda a disminuir la tensión y el malestar general.

Existen muchas técnicas de relajación, que podremos ir seleccionando y perfeccionando a medida que vayamos conociendo cual es la que más nos favorece.

A continuación le mostramos una serie de técnicas de relajación guiadas por audio, que se han obtenido de la página web de la “Asociación Española Contra el Cáncer”, disponible en el siguiente enlace:
https://www.aecc.es/SobreElCancer/EnfrentarseA/pautasparapacientes/yademas/Paginas/empiezapracticandolarelajacion.aspx 



Relajación muscular progresiva

  • Ayuda a percibir la relajación observando el contraste de sensaciones que se experimentan al tensar y destensar voluntariamente los diferentes grupos musculares.
  • Para facilitar la realización de cada ejercicio te indicaremos con la palabra “Ahora” el momento en que debes tensar los músculos, y con la palabra “Relájate” el momento en que debes comenzar a soltarlos.
  • No fuerces la tensión hasta que resulte incómoda o dolorosa, presiona únicamente los músculos para hacerla más evidente.
  • Indicada para personas con mayor dificultad para concentrarse.
  • No indicada para personas con presión arterial elevada.
  • En el caso de que se padezcan dolores musculares, se recomienda no ejercer presión en los músculos con dolor.
Descargar audio:



Respiración profunda o diafragmática
  • Con esta técnica aprenderás a mantener un patrón de respiración rítmico y profundo.
  • Ayudándote del abdomen, aprenderás una técnica para manejar mejor situaciones puntuales de crisis.
  • Comenzarás tomando aire por la nariz, llevándolo hasta el final de los pulmones, e inflando voluntariamente el abdomen. A continuación retendrás unos segundos la respiración y expulsarás luego lentamente el aire por la boca.
Descargar audio:



Relajación pasiva + imaginación guiada

  • Requiere mayor capacidad de concentración y receptividad pero permite alcanzar niveles más profundos de relajación en menos tiempo.
  • A través del uso de sugestiones se generarán intensas sensaciones de tranquilidad y paz.
  • Repite mentalmente las sensaciones que te sugerimos. Cuando aparezcan, no las interrumpas, poténcialas, déjate llevar por ellas.
  • Visualiza las imágenes sugeridas, intentando vivirlas como si fuera una situación real.
Descargar audio:

Tratamiento del cáncer colorrectal

El tratamiento dependerá de la localización del tumor y del estadio en el que se encuentre.
Entre los tratamientos posibles se encuentran la cirugía, la quimioterapia, la terapia biológica y la radioterapia. En función de si el cáncer se encuentra en el colon o en el recto, se empleará un tipo determinado de tratamiento acorde a las necesidades del paciente.

Los tratamientos se agrupan en terapia local y terapia sistémica:
  • La terapia local consiste en extirpar o eliminar el cáncer mediante cirugía o radioterapia. De esta forma se puede controlar el cáncer en áreas determinadas del cuerpo.
  • La terapia sistémica consiste en la administración de fármacos a través del torrente sanguíneo para destruir y controlar el cáncer por todo el organismo. Estas son la quimioterapia y la terapia biológica.
A menudo estos tipos de tratamiento provocan efectos secundarios que se podrán ir controlando a medida que vayan surgiendo, ya que aunque existen una serie de efectos secundarios comunes, estos también dependerán del tipo y de la extensión del tratamiento, haciendo que sean diferentes entre una persona u otra. Por esta razón se deberá informar al paciente antes de iniciar el tratamiento, de los posibles efectos secundarios que puedan surgir, así como de las medidas para ayudar a manejarlos.


Intervención quirúrgica
Es el tratamiento más común para tratar el cáncer colorrectal. Mediante la cirugía se extirpa una parte del colon o del recto, volviendo a unir las partes sanas. En el caso de que sea imposible volver a unirlas se procede a realizar una apertura para que salga el material fecal al exterior (estoma). Por lo general, esta medida suele ser temporal en la mayoría de los pacientes, salvo en aquellos con un tumor en la parte inferior del recto, en los que el estoma suele establecerse de forma permanente. La cirugía puede ser por:
  • Colonoscopia. El tumor se extirpa utilizando un colonoscopio. Es método útil para eliminar tumores pequeños.
  • Laparoscopia. Se realizan tres o cuatro incisiones en el abdomen por los que se introduce un laparoscopio con el que ver y extirpar el tumor o parte del colon. Esta técnica permite a su vez extirpar ganglios linfáticos cercanos y la exploración exterior del colon.
  • Cirugía abierta. Se diferencia de la laparoscopia, en que solo se realiza una incisión de gran tamaño para visualizar el colon sin necesidad de ningún aparato (laparoscopio).
Imagen 1. Resección del colon.


Si quiere conocer más sobre la ostomía, puede consultar el siguiente enlace, http://www.boloncol.com/boletin-22/paciente-ostomizado.html, donde encontrará la clasificación, las posibles complicaciones, los dispositivos para el cuidado, los cuidados de la piel e indicaciones sobre la dieta.

Imagen 2 y 3. Colostomía.




Quimioterapia
La quimioterapia consiste en la administración de fármacos anticancerosos en el torrente sanguíneo de modo que pueda afectar a todas las células cancerígenas del cuerpo.
Por lo general, este tipo de medicamentos se administran por vía intravenosa, aunque algunos pueden administrarse por vía oral. Se administran de forma ambulatoria, de modo que el paciente puede permanecer en su casa sin necesidad de ingresar en el hospital. Estos fármacos también presentan efectos secundarios en función del tipo de fármaco y de la dosis, que suelen desaparecer tras finalizar el tratamiento. Estos efectos secundarios se suelen producir debido al daño de células normales, entre las que se encuentran más habitualmente:
  • Células de la sangre. El daño de estas células provoca el aumento de infecciones, alteraciones de coagulación, debilidad y cansancio.
  • Células de las raíces del pelo. Da lugar a la caída del pelo, que aunque vuelve a crecer, es posible que cambie el color y la textura.
  • Células del tracto digestivo. Es la causa de la falta de apetito, náuseas y vómitos, diarrea y llagas en la boca y labios.
Vídeo: Consejos para cuidarte durante la quimioterapia.



Radioterapia
Este tipo de tratamiento consiste en la aplicación de radiaciones ionizantes de alta energía para eliminar las células tumorales.
La radioterapia tiene un papel muy importante en el tratamiento de cáncer de recto, mientras que en el cáncer de colon no suele utilizarse de forma rutinaria, ya que ambos presentan una evolución diferente. El cáncer de recto suele reaparecer en la misma zona de la intervención, mientras que las células del cáncer de colon se suelen diseminar a otros órganos.

En función del momento en el que se administre, la radioterapia presenta una finalidad diferente:
  • Antes de la cirugía: Se realiza para disminuir el tamaño del tumor, reduciendo las probabilidades de que las células puedan diseminarse durante la cirugía.
  • Después de la cirugía: Para eliminar las células cancerígenas que no se hayan eliminado tras la intervención.
La radioterapia puede aplicarse de forma interna o externa:
  • Externa. Se emplea una máquina externa (acelerador lineal). Generalmente, los pacientes acuden al hospital cinco días a la semana para recibir el tratamiento con dos días de descanso. Durante el proceso el paciente suele estar boca abajo y debe permanecer quieto en una camilla. La piel se marca con tinta para ayudar a establecer el punto exacto en el que se va a recibir la radiación. Para reducir los efectos secundarios, la dosis se fracciona en varias sesiones que pueden durar desde 5 días a 6 semanas. No es un tratamiento doloroso.
Imagen 4. Acelerador lineal.

  • Interna. Se realiza mediante radiación por implante o braquiterapia, que consiste en la introducción de material radiactivo dentro de un tubo (endoscopio ancho) que se coloca dentro o cerca del tumor. Se emplea en casos muy específicos. El paciente debe permanecer en el hospital y se retirará el implante antes del alta del paciente.
Vídeo: ¿Qué es la radioterapia?

Vídeo: ¿Qué es la braquiterapia?

Los efectos secundarios se producen en función de la cantidad de radioterapia y de la localización y suelen desaparecer tras terminar el tratamiento. Cuando la radioterapia se administra en el abdomen y la pelvis, se suelen producir náuseas, vómitos, diarrea y de posiciones repentinas en ocasiones con sangre. La piel del área radiada puede enrojecerse, resecarse y hacerse más sensible.
Se recomienda descansar bastante durante el periodo en el que se recibe radioterapia, ya que el tratamiento suele producir mucho cansancio. Aunque también es importante mantener activo tanto como sea posible.


Terapia biológica
En la terapia biológica se introducen anticuerpos monoclonales, que se unen a las células cancerosas interfiriendo en su crecimiento y diseminación. Suelen administrarse junto al tratamiento de quimioterapia. Los efectos secundarios dependerán del tipo de cuerpo monoclonal empleado. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran sarpullido, fiebre, dolor abdominal, vómitos, diarrea, cambios en la presión arterial, sangrado y problemas respiratorios. Generalmente los efectos secundarios son más acentuados en el primer tratamiento, siendo más leves en administraciones posteriores.

Diagnóstico del cáncer colorrectal

En primer lugar, el paciente acude a consulta con una serie de síntomas que pueden hacer pensar en la presencia de cáncer colorrectal, y que por lo tanto deberán llevar a la realización de las pruebas pertinentes para su diagnóstico definitivo.



El cáncer colorrectal presenta un crecimiento lento, por lo que puede demorarse mucho su diagnóstico desde el inicio de la enfermedad hasta que comienzan a presentarse los primeros síntomas.



SIGNOS Y SÍNTOMAS

A continuación se muestran los signos y síntomas más habituales en el cáncer colorrectal. Sin embargo, la aparición de estos síntomas no quiere decir que se padezca este tipo de cáncer, pudiendo deberse a otra causa diferente. Por esta razón, es importante acudir a un médico ante la aparición de alguna de estas señales, de modo que un médico pueda valorar la necesidad o no de realizar pruebas complementarias.
  1. Cambios en la rutina intestinal, que suele manifestarse como estreñimiento o diarrea de carácter fijo o alternante. Estos cambios de hábitos son característicos de tumores localizados en colon izquierdo.
  2. Sensación de vaciamiento incompleto tras la defecación.
  3. Hemorragia digestiva baja (rectorragia o hematoquecia). Esta hemorragia puede deberse a:
    • Presencia de vascularización anómala.
    • Presencia de ulceraciones.
    • Friabilidad a causa del roce por el paso de las heces.
    • Sangrado lento y crónico.
  4. En los tumores de colon derecho, el sangrado puede pasar desapercibido, mientras que en los tumores de colon izquierdo y de recto y sigma, el sangrado suele ser habitualmente visible.
  5. Anemia ferropénica. Suele ser la causa de cansancio constante.
  6. Síndrome rectal con tenesmo y urgencia defecatoria. Este cuadro se asocia generalmente con sangrado rectal solo o con deposiciones, que a su vez pueden presentar moco.
  7. Dolor o masa abdominal palpable. Suele presentarse en tumores de estadio avanzado.
  8. Síntomas generales:
    • Astenia.
    • Anorexia.
    • Pérdida de peso.
  9. Síntomas específicos por la presencia de metástasis:
    • Ictericia: metástasis hepática.
    • Ascitis: carcinomatosis peritoneal.
    • Hematuria y/o polaquiuria ante invasión vesical.
    • Emisión de heces a través de la vaginal.
  10. Complicaciones locales:
    • Oclusión intestinal.
    • Perforación (poco frecuente).
    • Formación de abscesos y fistulas.

PRUEBAS DE LABORATORIO Y MÉTODOS DIAGNÓSTICOS

Ahora veremos las posibles técnicas que pueden emplearse para establecer el diagnóstico y el estadio del cáncer colorrectal. Es importante tener en cuenta que no es necesario realizar todas las pruebas para establecer un diagnóstico, pues cada prueba tiene su función y se aplicarán en función de otros criterios, como la presencia de determinados signos y síntomas, el descubrimiento de hallazgos en otras pruebas, la imposibilidad para realizar determinados procedimientos, etc., que irán en función de los criterios médicos que se den en cada paciente.

Las pruebas más comunes y que han demostrado una gran eficacia en el diagnóstico precoz del cáncer, entre las que se muestran a continuación, son el test de sangre oculta en heces (TSQH), la colonoscopia y el enema opaco.


PRUEBAS DEL LABORATORIO

Test de sangre oculta en heces (TSOH)

El test de sangre oculta en heces no se utiliza como método único para determinar el diagnóstico de cáncer colorrectal, ya que presenta ciertas limitaciones entre las que se encuentra, que lo cánceres puede sangrar de manera intermitente y que la causa del sangrado puede tener diferentes orígenes. Por estas razones, la prueba debe realizarse en diferentes ocasiones. En determinados países se ha demostrado que el muestreo múltiple puede ayudar a reducir significativamente la mortalidad por este tipo de cáncer.
Este tipo de test requiere de restricciones dietéticas para evitar que se puedan producir falsos positivos y falsos negativos, habiendo demostrado una sensibilidad entre el 27 y el 57%. Entre los alimentos que pueden provocar un falso positivo se encuentran las carnes rojas y determinados vegetales y frutas que contienen peroxidasa. A su vez, se pueden dar falsos negativos en personas con cáncer colorrectal no sangrante y pólipos en personas que toman vitamina C.
Habitualmente, el hallazgo positivo de sangre oculta en las heces, se utiliza como motivo para la realización de métodos diagnósticos invasivos para determinar la presencia o no de cáncer colorrectal o de un adenoma colónico. La técnica diagnóstica de elección es la colonoscopia.

Vídeo: Test de cribado del cáncer de colon.

Marcadores tumorales

Existen determinados marcadores tumorales que pueden indicar la presencia de cáncer colorrectal. El marcador de referencia en este tipo de cáncer es el antígeno carcinoembrionario (CEA). Además, existen otros como los antígenos carbohidratos CA 19.9, CA 72.4 (TAG-72 y CA 50; El antígeno polipeptido tisular (TPA); el antígeno tisular específico (TPS); el inhibidor tisular de matoloproteinasa 1 (TIMP-1), y el oncogenes (K-ras y p53) Estos mascadores no se recomiendan para el cribado del cáncer de colon, ya que también pueden estar aumentados en ante tumores benignos, por lo que se utilizan como apoyo de otros métodos diagnósticos, para determinar el pronóstico, y en el control de la respuesta al tratamiento quimioterapéutico.
El marcador CEA es el que juega un mayor papel:
  • Es un marcador sensible en el diagnóstico de metástasis hepática.
  • Una mayor concentración de CEA indican un mayor tamaño tumoral y por lo tanto un peor pronóstico.
  • Se utiliza para comprobar la recidiva local o a distancia en pacientes que han sido tratados quirúrgicamente. Tras la intervención, los niveles de CEA deben normalizarse tras 1 a 4 meses. Si esto no ocurre, deberá considerarse en la resección ha sido incompleta o que existe recurrencia.
  • Permite controlar la respuesta al tratamiento quimioterápico ante enfermedad avanzada.



MÉTODOS DIAGNÓSTICOS

Colonoscopia

Es la prueba de elección para la detección del cáncer colorrectal, ya que constituye una de las pruebas más precisas, con una sensibilidad para la detección de este tipo de cáncer y de sus lesiones precursoras de un 95%. Se realiza habitualmente tras la comprobación de la existencia de sangre oculta en heces.
Esta técnica permite la visualización del colon y la toma de muestras para estudio anatomopatológico. Por lo general, se toman entre 4 y 6 muestras de biopsia para establecer el diagnóstico.
En la actualidad, existen diferentes modalidades endoscópicas, entre las que se encuentran: la cromoendoscopia, la endoscopia de alta resolución, la endoscopia de magnificación y la endoscopia con minisondas. De las mencionadas, la más utilizada es la cromoendoscopia con o sin magnificación. En esta prueba se aplican colorantes (azul de metileno o índigo carmín) sobre la mucosa para facilitar la visualización y diferenciación de las lesiones planas.
Antes de llevar a cabo esta prueba, se debe realizar una limpieza del colon mediante la administración de laxantes orales.
Aunque se ha demostrado que esta prueba presenta un nivel de sensibilidad mayor que el enema opaco y la colonografía-TAC para la detección del cáncer colorrectal, también existen casos en los que se lleva a cabo un infradiagnóstico, por lo general debido a:
  • Colonoscopia incompleta, que no llega a alcanzar el ciego (suele ocurrir en un 5-15% de las veces).
  • Mala preparación del colon.
  • Incorrecta interpretación de las lesiones halladas.
  • Inadecuada obtención de biopsias.


Las complicaciones más comunes de la colonoscopia pueden deberse a la preparación, a la exploración (hemorragia y perforación) y/o a la sedoanalgesia. 

Vídeo: ¿Qué es una colonoscopia y cómo se hace?

Vídeo: Colonoscopia virtual. Un nuevo avance.

Enema opaco

Este método se utiliza para evaluar la obstrucción del colon y presenta una sensibilidad para el diagnóstico de tumores malignos del 89%. Consiste en la introducción de aire en el colon tras la expulsión de la mayor parte de la sustancia de contraste (bario). Para ello es imprescindible una limpieza intestina adecuada mediante enemas o soluciones laxantes. Con esta técnica se pueden detectar las pequeñas lesiones de la mucosa intestinal.
El enema opaco de doble contraste bario-aire, se utiliza cuando la colonoscopia que se ha realizado con anterioridad ha sido incompleta.

Vídeo: Enema opaco (enema de bario).

Colonografía-TAC

Aunque esta técnica no reemplaza a la colonoscopia, presenta una alta sensibilidad frente a pólipos de entre 6 y 9 mm. Además este tipo de exploración no requiere sedación ni analgesia, ya que es mínimamente invasiva. A diferencia de la colonoscopia, esta técnica no permite la toma de muestras para estudio anatomopatológico.
Se emplea ante la sospecha o el diagnóstico previo del cáncer colorrectal tras la realización de una colonoscopia, cuando con esta última no se ha podido alcanzar el ciego.

Tomografía Axial Computarizada (TAC)

Las indicaciones para la realización de esta prueba son:
  • Sospecha de tumor en intestino grueso o de neoplasia en estadio avanzado.
  • Ante complicaciones como perforación y/o abcesificación.
  • En oclusión aguda del intestino grueso.
  • Después de la ecografía en pacientes que presenten una masa abdominal palpable.
  • Estadificación: para valorar el número y el tamaño de las lesiones.
  • Seguimiento: se utiliza para la detección de metástasis hepática, afectación ganglionar y recidivas locales.



Ecografía endorrectal

Esta técnica permite la visualización y la estadificación de tumores hasta en el tercio superior del recto. Tiene una gran fiabilidad para valorar el nivel de invasión de la pared rectal.
Se lleva a cabo mediante un ecógrafo adaptado a un rectosigmoidoscopio.
El problema es de esta prueba, es que se pueden producir errores en la interpretación de las imágenes, y que presenta determinadas limitaciones técnicas como la imposibilidad de valorar los tumores estenosantes, errores de imagen y la producción de artefactos por la interposición de aire o heces entre el globo y la pared rectal.

Resonancia magnética (RM)

Consiste en una técnica por imagen para establecer el estadio local. Se basa en el empleo de campos magnéticos y en la emisión de radiofrecuencia para crear imágenes. Tiene la gran ventaja de que permite diferencia entre los tejidos y órganos sanos, de los patológicos.
Los pacientes no requieren una preparación previa exhaustiva, bastando con una limpieza previa del recto mediante la administración de enemas.

Tomografía por emisión de positrones (PET)

Está indicada para la reestadificación del carcino colorrectal ante la sospecha de recurrencia y cuando es susceptible de someterse a cirugía.
Los requerimientos para la realización de esta prueba son:
  • Metástasis única o múltiple siempre que sea resecable.
  • Elevación progresiva del CEA con pruebas por imagen (TAC, RM) no concluyentes.
Valoración de la respuesta terapéutica de lesiones metastásicas ante técnicas de imagen no concluyentes.

¿Cómo se produce el cáncer colorrectal?

El cáncer colorrectal se produce en el intestino grueso, que se divide en seis partes: ciego, colon ascendente, colon transverso, colon descendente, sigma y recto. El cáncer en esta zona se produce por fallos en el desarrollo celular, que da lugar a células anormales (cancerosas) que al reproducirse forman tumores que pueden sangrar u obstruir el intestino, así como invadir o destruir los tejidos de alrededor. Los tumores pueden ser benignos, que presentan un buen pronóstico y no invaden otros tejidos, o malignos, en cuyo caso puede diseminarse.



































Las células cancerosas pueden extenderse por el organismo a través del torrente sanguíneo y el sistema linfático, llegando a invadir otros órganos y tejidos. Esto es lo que se conoce como metástasis.

Los tumores que se forman en el colon y en el recto pueden ser benignos o malignos:
  • Tumores benignos. No son tumores cancerosos, por lo que rara vez suponen un peligro vital. Las células de este tipo de tumores no se diseminan a otras partes del cuerpo.
  • Tumores malignos. Este tipo de tumores son cancerosos y a diferencia de los benignos, suponen un peligro para la vida. Generalmente pueden extirparse, pero en ocasiones vuelven a crecer, por lo que normalmente se recurre a eliminar el tramo de colon donde se encuentra el tumor. Las células de los tumores malignos pueden alcanzar otros tejidos y órganos a través del torrente sanguíneo o del sistema linfático, formando tumores en otras partes del organismo (metástasis). Lo más frecuente es que al diseminarse, alcancen en primer lugar los ganglios linfáticos cercanos. La metástasis del cáncer colorrectal suele afectar con más frecuencia al hígado.
Vídeo: Qué es el cáncer y cómo se forma.